Hay momentos
en los que sobran las palabras, y otros en los que además serán inútiles ya que
no existe ninguna que sea capaz de consolar a unos padres que acaban de perder
a su hijo de 22 años en un, llamémosle “Desgraciado Accidente”.
Ahora a
Bartolomé y a Emilia les queda una lucha diaria para vivir con esa losa que con
fuerza les oprime el pecho, Aún así estoy seguro que el recuerdo y el amor
hacía su hijo les dará fuerzas para clamar justicia y soluciones para que esta
desgracia no se repita y otros padres no tengan que pasar por su calvario.
Se de los
momentos tan duros que deben estar pasando, por eso espero, deseo, que no hayan
perdido su fe, la misma que, año tras año, mueve a Bartolomé a portar sobres
sus hombros a nuestra Señora, la misma fe que le haga estar seguro que ahora,
su hijo, se encuentra junto a ella, bajo la protección de su manto. De lo
sucedido no se puede culpar a la acción divina,
pero si a la mano del hombre, o a su avaricia, o a su estupidez al
pretender frenar la implacable acción de la naturaleza con un trozo de chapa, y
lo peor de todo es que se veía venir, que ha sido la crónica de un hecho
anunciado.
No quiero
ser pájaro de mal agüero, ojala esté equivocado, pero creo que esta no será la última
desgracia de este tipo que sucederá, sólo hace falta salir a dar una vuelta por
las carreteras de la zona, y observar como se están convirtiendo en verdaderos
caminos de cabras, para estar seguro de
ello. A la mente de muchos vecinos de la zona les viene a la memoria otros
tiempos, no tan lejanos, en los que nos encontrábamos prácticamente aislados
del resto de España.
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Foto: Rafa Sánchez
(Diario de Córdoba) |
A pesar de
todo, estoy seguro que alguna mente prodigiosa dirá que el lamentable estado de
muchas de nuestras carreteras se debe a la crisis, a que no hay “un duro”
vamos, situación provocada por haber derrochado y haber vivido por encima de
nuestras posibilidades, pero yo miro a mi alrededor y solo veo familias que lo
único que han hecho y siguen haciendo, la que aún puede, es madrugar
diariamente para ir a trabajar con la única esperanza de ir tirando y poder
vivir un poco dignamente, familias que sin embargo pagan, y muy caro, las
consecuencias de la avaricia y el derroche de otros, cuyos hijos con toda
seguridad no tienen que conducir por nuestras carreteras.
El tráfico
tiene varios principios, pero creo que deberíamos añadir uno más “Principio de
poder circular seguro, sabiendo que la carretera no se abrirá ante tus pies”
No puedo
asegurar que esta desgracia se hubiera podido evitar, pero, si es así, alguien
debería ver las imágenes de esta familia destrozada y si queda algo de
conciencia y dignidad, hacer todo lo posible para que este drama no se vuelva a
repetir.
Sirva este
escrito como un pequeño homenaje a Miguel Ángel y como protesta por lo sucedido.
Enviado desde Villanueva de Córdoba por: D. Bernardo Álvarez Muyño, Socio Fundador de ATESVAN (FETEVI-ANDALUCÍA), luchador contra los siniestros viales, firme convencido que desde la educación está la prevención a todos los niveles y sobre todo.... una gran persona.