viernes, 13 de abril de 2012

Toca hablar de velocidad.

Reabierto el debate del aumento de velocidad en las carreteras españolas parece ser que ¡TOCA HABLAR DE VELOCIDAD! Claro que, para los que no somos expertos en la materia alguien tendrá que explicarnos como es posible que, como quien dice, haga cuatro días que había que reducir el límite máximo en autovías y autopistas a 110 km/h. por motivos de la crisis y por seguridad vial y ahora haya que aumentarlo a 130, 140 ó 150 km/h. ¿acaso la crisis se terminó?, o por el contrario es posible que hayamos conseguido el objetivo cero ¡mucho me temo que desgraciadamente nuestro telediario habitual nos despertará de un sueño para comprobar que nada de eso ha sucedido! entonces ¿Qué motivos son los que han propiciado este cambio de actitud? Como mínimo parece un tanto extraño ¿no creen?
Según he leído las estadísticas sobre siniestralidad vial que anualmente emite la DGT indican que el porcentaje de accidentes producidos a causa de la velocidad es mínimo, claro que esto de las estadísticas es como los sondeos preelectorales y los resultados de las elecciones que cada interesado los analiza de forma que el perdedor sea el contrario y el ganador uno mismo, no obstante el informe de siniestralidad está ahí y dice lo que dice, pero, un accidente normalmente no está provocado por una única causa, es habitual que existan más de una: velocidad, consumo de alcohol, distracciones, cansancio etc. otra cosa es que los investigadores del accidente llegaran a la conclusión de que una u otra fuera la determinante, pero eso no quiere decir que no hayan existido más; por otro lado, perogrullada o no, nadie puede negar que independientemente de las causas que provocaron un accidente sus consecuencias no serán las mismas si se circula a una velocidad u a otra.
Lo habitual en estos casos es que nos comparemos con lo que sucede en otros países europeos: el IVA, el precio de los combustibles, el sueldo… no el sueldo no que podemos salir chamuscados; y claro en cuestión de velocidad no íbamos a ser menos, así que nos comparamos con países como Francia, Italia y Alemania, claro no nos vamos a comparar con Suecia y Dinamarca. No obstante nos comparemos con el país que nos comparemos para que exista una comparación real no solo debemos pensar en los límites de velocidad, digo yo que tendremos que añadir aspectos como: el respeto y grado de cumplimiento de las normas, sanciones que se imponen a los infractores, densidad del tráfico, utilización de medios de transporte alternativos etc. por poner un ejemplo en alguno de estos países dependiendo del exceso de velocidad puedes tener además de la sanción económica, retirada de puntos, retirada del permiso de conducción e incluso puedes pasar unos días a la sombra.
Todos sabemos que aquí 120 quiere decir 130 o 140 porque claro, el legislador está “pegao” de esto y para que voy a ir a 120 si puedo ir a 140, así que miedo me da pensar en lo que pueden llegar a convertirse los 140. Evidentemente como en todo, cada cual arrima el ascua a su sardina y queda claro que no estoy de acuerdo con el aumento de la velocidad máxima, creo que es algo arriesgado sobre todo porque las consecuencias de los actos en muchas ocasiones las suelen sufrir los que menos culpa tienen, y en esto de los accidentes de tráfico desgraciadamente no hay marcha a tras. No obstante parece que tras el balance de siniestralidad posterior a la Semana Santa el debate puede enfriarse, según la DGT se ha producido un ligero aumento de muertes sobre el mismo periodo del año 2011 (yo con todos los respetos esto de ligero aumento no lo veo eh, mejor sería decir desgraciado aumento) 45 personas han fallecido en accidentes producidos en vías interurbanas, 6 más que el pasado año, y esto es solo el computo a 24 horas; puede que la velocidad haya influido en estas muertes, o puede que no, pero en todo caso yo me pregunto ¿De verdad merece la pena el riesgo por ahorrarse 10 minutos de viaje? Bernardo Álvarez Muyño. Socio fundador de ATESVAN (FETEVI - ANDALUCÍA)

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